Para empezar debemos determinar qué es la basura. En realidad todo lo que deseamos eliminar de nuestro entorno inmediato es basura. Esto incluye restos orgánicos e inorgánicos de muy diversa procedencia; pero siempre con el ser humano como generador de ella. Son los seres humanos los que no encuentran utilidad satisfactoria a un producto, y desean deshacerse de él.
La cantidad de basura que una persona genera se ha incrementado con el desarrollo de la sociedad consumista. En modelos de sociedad en los que los objetos de consumo son pocos las basuras también lo son, y lo que es más, el porcentaje de objeto consumido con respecto al desechado también se menor, es decir, no sólo se consume menos si no que se aprovecha mejor. Esta es una de las claves para solucionar el problema de las basuras, aumentar el porcentaje de objeto de consumo útil. La basura es el último estadio del ciclo de los bienes de consumo, que comienza con la extracción de la materia prima, continúan con el proceso industrial y su uso como objeto de utilidad.
Esto nos demuestra que las basuras, si bien afecta a todo el mundo, es en los países ricos donde su gestión se convierte en problema debido a la gran cantidad y a su heterogeneidad.
Una vez que tenemos la basura debemos saber qué hacer con ella. La basura no sólo da mala imagen, también es foco de infecciones, un problema de salud pública que hay que eliminar, y un agente contaminante del medio de primer orden.
Un problema acuciante para la gestión de las basuras es qué hacer con ellas, dónde acumularlas, y cómo transportarlas desde los hogares hasta su destino final. La acumulación de residuos en un basurero genera lixiviados contaminantes, es decir, concentraciones de líquidos y aguas que circulan por el interior del basurero y terminan en los acuíferos y los ríos. Esta es la causa por la que no todos los sitios más o menos despoblados son aptos para instalar un basurero. El vaso del depósito debe de tener una capa impermeable, generalmente arcillosa, situada en una depresión que garantice que los líquidos contaminantes quedan atrapados en el basurero. La contaminación degrada el entorno, a causa de los olores, la aparición masiva de fauna asociada a los desechos y la incidencia en la vegetación del entorno.
Los basureros tienen una vida limitada, ya que cuando están llenos no es posible seguir utilizándolos sin que se generen procesos de descontrol. Es habitual, entonces, sellarlos, cubriéndolos con grandes capas de arcilla que garantizan que no habrá derrames, y plantando encima especies vegetales especializadas en fijar los elementos contaminantes. Frecuentemente también se diseminan bacterias que procesan los elementos más peligrosos. Todo es genera metano, para el cual hay que dejar tubos de salida, puesto que de lo contrario explotaría. En cantidades suficientes el metano se puede comercializar.
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